lunes, 9 de agosto de 2010

Historia verifica, digo verídica

La siguiente historia no es un fake, hoax ni nada por el estilo, es una historia real que sucedió en Estados Unidos cuando una persona envió una carta de reclamo a la agencia de General Motors, esto es lo que decía dicha carta:

"Esta es la segunda vez que les envío una carta, y no los culpo por no responder. Puedo parecerles un loco, pero lo cierto es que tenemos una tradición en nuestra familia que es tomar helado después de cenar. Repetimos este hábito todas las noches, variando apenas el sabor del helado; y yo soy el encargado de ir a comprarlos. Hace poco me compré un nuevo Pontiac y, desde entonces, la idas a la heladería se han transformado en un problema. Siempre que compro helado de vainilla, cuando me dispongo a regresar a casa, el coche no funciona. Si compro cualquier otro sabor, el coche funciona normalmente. Pensarán que estoy realmente lo y no importa lo tonta que pueda parecer mi reclamación, pero el hecho es que estoy molesto con mi Pontiac del 99".

La carta llegó a manos del presidente de Pontiac, enviada por alguien del personal que pensó que le resultaría graciosa la reclamación. Él decidió tomársela en serio y mandó a un ingeniero a entrevistarse con el autor de la carta. El empleado y el demandante fueron juntos a la heladería en el infeliz Pontiac. El ingeniero sugirió comprar un helado de sabor vainilla para verificar la reclamación y el coche, en efecto, no funcionó. Un empleado de General Motors volvió en los días siguientes, a la misma hora, y realizó el mismo trayecto, variando sólo el sabor del helado.

Nuevamente, el automóvil sólo funcionaba de regreso cuando el sabor elegido no era vainilla. El problema acabó volviéndose una obsesión para el ingeniero, que acabó realizando experimentos diarios, anotando todos los detalles posibles. Después de dos semanas llegó al primer gran descubrimiento: cuando se escogía vainilla, al comprador se le servía el helado en menos tiempo porque ese sabor de helado estaba al frente del mostrador. Al examinar el vehículo, el ingeniero hizo un nuevo descubrimiento: Como el tiempo de compra era muy reducido en caso de elegirse el sabor de vainilla, en comparación con el tiempo de compra de otros sabores, el motor no llegaba a enfriarse. Así, los vapores del combustible no se disipaban, lo cual impedía que el motor arrancara al instante.

Fue a raíz de todo esto que Pontiac cambió el sistema de alimentación de combustible e introdujo una modificación en todos sus modelos a partir de 1999. El autor de la reclamación obtuvo un coche nuevo, además del arreglo del que no funcionaba con el helado de vainilla. La General Motors distribuyó un comunicado interno, exigiendo que sus empleados se tomasen en serio hasta la reclamaciones mas extrañas, porque puede ser que una gran innovación resida detrás de un helado de vainilla. Decía el comunicado de General Motors.

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