lunes, 22 de diciembre de 2014

De lo que somos, de lo que pretendemos y de lo que idealizamos (Por: Luis Lemus)


El siguiente texto contiene muchas preguntas. Muchas. Casi ninguna se responde en el cantinfleo tarugo del autor. Pero tampoco era la intención responderlas. La intención es que usted las rumie un ratito, querido lector. Si quiere. Si no, no.

Hace un par de semanas fui a ver a Rings Of Saturn. Ya saben, una de esas bandas gringas de post-adolescentes precoitales que tocan 32 notas por segundo. Normal.

Algunos de los éxitos que interpretaron fueron:
















Entre otras... Si no los conocen pueden ver un vídeo aquí.




También puede ser que los conozcan porque, desde hace un par de años, los ha perseguido un chisme muy sucio y muy feo.
Dicen… dicen por ahí, que estos weyes grabaron las canciones de su disco anterior a media velocidad, y que después, abusando de la tecnología, las reprodujeron en tiempo real en la grabación final.

Han sido ya un par de personas, supuestamente cercanas a la banda las que han insinuado esto, y a pesar de que lo han negado, la duda persiste.
La verdad es que yo fui a verlos por morbo; para ver si era cierto que tocaban tan mamón. Me acerqué lo más que pude para estudiarlos detalladamente. Me acerqué tanto que pude tomar estas fotografías:


Después de un minucioso análisis me di cuenta que los weyes no utilizan ningún aparatejo mágico que dispare chingomiles de notas, ni secuencias Midi, ni baterías programadas, ni nada por el estilo. No hay, pues, una trampa evidente.
Pero… PERO… no tocan como en el disco. Y obviamente no hablo de la producción, o de un mal PA. Hablo de que las partes más difíciles de las canciones, esas donde se destaca la técnica en niveles imposibles, no las tocan en vivo. No las tocan. Fin.

Los escuincles tocan muy cabrón, tampoco nos confundamos. Es admirable que en plena pubertad hayan logrado soltarse el tilín el tiempo suficiente para desarrollar esa maestría en sus instrumentos. Pero de ahí al sonido alienígena de sus discos: No.

Obviamente, los detractores de Rings Of Saturn, (que a juzgar por la pobre entrada en el concierto, son muchos), en este momento deben estar frotándose las tetillas. Como si el fracaso de esos chamaquitos significara su propio triunfo, pero me parece que ese no es el punto, y que esta situación plantea dilemas más interesantes.
¿En dónde radica el valor de la música? ¿en lo que se logra interpretar a través del desarrollo de la técnica y la maestría de un instrumento? ¿o en lo que podemos lograr como resultado final, a través del desarrollo de la tecnología?

En algunos casos la respuesta parece muy sencilla. Si hablamos de música electrónica, creemos que es lógica la inclusión de cualquier desarrollo tecnológico. Si hablamos de Son Jarocho, la cosa cambia, porque todo mundo somos muy puristas con nuestro Son Jarocho.

Hoy aceptamos, sin dudar, amplificadores, pedales, pedaleras, racks, cantidades incontables de software, guitarras eléctricas de 7, 8 y hasta 9 cuerdas para mejorar nuestro sonido y nadie lo ve mal. Ya olvidamos que cuando se inventó la guitarra eléctrica, se le señaló como una especie de trampa porque se consideraba que era una cuestión de técnica tocar a un volúmen elevado. ¿Y qué pasó después? La guitarra eléctrica dio a luz al rock, nenes. Nada más.

Si bien, aún no al 100%, las baterías programadas son cada vez más aceptadas dentro del metal. Hoy ya casi nadie se queja, pero hace sólo 10 años la cosa era muy distinta. Y claro que tiene que ver con que hace 10 años las baterías programadas se oían estúpidamente sintéticas, y hoy son casi indistinguibles de las reales.

Muchos de nuestros discos favoritos se grabaron con baterías programadas: Catch 33 de Meshuggah, (aun cuando cuentan con uno de los mejores bateristas del género), Z2 de Devin Townsend; de hecho, hace un par de años, Metalsucks.net le dió el premio del mejor baterista de la historia del metal, a la batería programada de Pig Destroyer.

La banda de death metal industrial The Berzerker tienen un riff que, para grabarse, necesitó que dos personas tocaran una sola guitarra, una concentrándose en el plumilleo y la otra en la digitación. Así se grabó y se oye poca madre. ¿Está mal?

Los integrantes de Amogh Symphony viven cada uno en un país diferente, por lo tanto todo se hace por internet. ¿A su disco se le quita lo chingonsísimo porque nunca han tocado juntos?
Los japoneses Z-Machines construyeron robots que tocan “físicamente” instrumentos reales previa programación Midi por parte de humanos… ya no entendí nada.
Entonces, ¿qué es lo que hace mal Rings Of Saturn? ¿Mentir? Pero mentir es una falla ética. Entonces, ¿una falla ética, denosta la cualidad estética de la música? (Independientemente de que consideren a Rings Of Saturn música). ¿Acaso una falla ética denosta el valor del arte?¿No es el arte amoral?

¿Debe el arte alejarse de la tecnología? ¿Qué sería del arte digital sin tecnología? Qué sería del arte pop e incluso del muralismo? Y sé que van a decir que esas disciplinas artísticas no se comparan en nada a la música de Rings Of Saturn, y tienen razón. Lo sé. Rings Of Saturn es popó, pero no por las razones que algunos creen. Son farsantes. ¿Pero eso le resta valor al producto final?

No condenemos la experimentación tecnológica. El uso de Midi, Pro Tools, hasta los metrónomos digitales, más que formas de hacer trampa, han servido para que los músicos trasciendan los límites de su técnica. El elemento irremplazable es... la creatividad.
Al menos hasta que inventen un software para eso.

Twi
tter: @luislemus11

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