lunes, 3 de junio de 2013

Judas Priest - Jugulator (1997)

Después del penoso duelo mediático entre Halford y sus antiguos compañeros, el futuro de la banda era incierto. No se sabía con seguridad que pasaría con Judas Priest, si se separarían o buscarían un reemplazo, algo que parecía imposible y a lo que muchos fans mostrarían cierto recelo e incredulidad. Por su parte, Halford no perdió el tiempo y decidió continuar con su propia banda llamada Fight, con la cual editó dos discos de estudio y un Ep. Fueron los años más difíciles para la banda, pero gracias a Scott Travis vieron una oportunidad de regresar con todo y así lo hicieron en 1997 con “Jugulator”.

Timothy Owens, antes de unirse a la banda, formaba parte de Winter´s Bane (con quienes grabó el disco “Heart Of A Killer”) y de una banda tributo llamada “British Steel” (creo que no es necesario decir a que banda rendían homenaje), fue Scott Travis quien lo descubriera y propusiera como nuevo cantante de Judas Priest ante sus compañeros consiguiendo que le otorgaran la oportunidad de hacer una audición. Así inició el viaje de este chico americano de 29 años que tenía el sueño de cantar en su banda favorita, tras un largo viaje en avión se presentó en la audición pero al ver el estado tan lamentable en que se encontraba (sin afeitar y con signos de agotamiento) le dijeron que fuera a su hotel a descansar y regresara a la mañana siguiente ya descansado para la prueba. Su respuesta fue negativa, le dijo a la banda que llevaba mucho tiempo esperando ese momento y fue así como, tras interpretar “The Ripper”, Owens pasó a ser el nuevo vocalista de Judas Priest, y fue así como se ganó su apodo y desde entonces sería conocido como Tim “Ripper” Owens.

“Jugulator” fue lanzado al mercado el 28 de octubre de 1997, tomó por sorpresa a muchos pero no resultó ser un éxito en ventas, hay que decirlo. El sonido de este álbum, curiosamente, es más cercano al metal moderno de esa época que a un sonido clásico de heavy metal. Chocante que K.K. Downing y Glen Tipton un par de años antes se burlasen de su ex-compañero y su forma de vestir, así como del tipo de música que estaba haciendo con su actual banda. Desafortunadamente para los Priest su regreso no fue tan triunfal, aunque si prometedor y como queriendo romper un poco con su pasado y demostrar que si podían seguir adelante sin su vocalista de toda la vida, decidieron también cambiar de logo y tipografía. Mark Wilkinson se encargaría nuevamente de hacer la portada, con una especie de demonio-máquina, como una continuación o extensión de aquél maravilloso “Painkiller” pero en un tono más oscuro. Una portada que se mostraba agresiva y de hecho el disco lo es tanto musical como líricamente, pero también sacrificaron parte de su identidad.

“Jugulator” es el primer tema de este disco, unos sonidos mecánicos chirrían y se repiten, emergiendo entre ellos poco a poco las guitarras, un guiño industrial que desata a la bestia metálica. El sonido en este disco tiene un tono más bajo en las guitarras y aunque no tiene la velocidad de “Painkiller” se muestra machacona y con fuerza, sin prisas aunque por momentos parece acelerar. Desde ya se puede escuchar por donde van los tiros en esta grabación. Un inicio honesto que resume en un solo tema la nueva propuesta de la banda y la verdad es que resulta un poco difícil aceptar este nuevo sonido. “Blood Stained” continua por el mismo camino, aunque la letra es un poco agresiva ya que habla sobre la violencia, la guerra, la barbarie humana, de cómo todo acto tiene sus sangrientas consecuencias. Musicalmente no muestra nada diferente a lo escuchado en el tema anterior y debo decir que hasta aquí el sonido del bajo parece escondido, por momentos se logra apreciar pero en el resto del tema parece fundirse con el tono de las guitarras. Travis esta en su salsa en este disco, dándole con caña a la batería.

“Dead Meat” tiene un sonido muy parecido al logrado en “Painkiller”, suena muy thrash pero no tiene la velocidad de aquél disco. De hecho los temas en este “Jugulator” van más a medio tiempo, un poco lentos. Tiene unas guitarras punzantes, un riff que debo admitir en algún punto engancha pero igual se hace un poco repetitivo, aún así es un tema visceral por su letra sobre todo por su estribillo que dice: We are all dead meat/Cut us/watch us bleed. “Death Row” habla sobre la pena de muerte, al inicio se escucha como suena un teléfono y una voz en off con una supuesta conversación entre padre e hijo, o algo así, la verdad es que el tema es un poco malo, de esos que uno puede escuchar o bien saltárselo cuando no se esta de humor. Le sigue a este corte “Decapitate”, un tema con más caña que el anterior pero que aún así no me parece muy bueno, igual es mucho más oscuro pero con un sonido seco, áspero, tosco que no me convenció mucho. Punto y aparte es “Burn In Hell”, uno de los mejores cortes del disco y de los más reconocidos, con ese toque rocker y oscuro, muy heavy, quizás el único tema que suena así. Es una canción que va de menos a más, creciendo poco a poco hasta llegar a un punto en que realmente te hace sacudir la cabeza. Tim “Ripper” Owens se luce aquí, dando muestra de su poderío vocal, que sin llegar al nivel del Dios del Metal, si que demuestra el por qué demonios fue elegido, con esas notas casi imposibles.

Una vez más queda demostrada la versatilidad de la banda, creo que es el tema que más se desmarca del sonido general del disco, por su potencia, su riff y esas dobles voces entre agudos y graves que hace Owens. Su tramo final esta poca madre. “Brain Dead” esta plagado de riffs graves, algo sinuosos, como que Tipton y Downing juegan con sus respectivos instrumentos sin revelar su identidad pero oh sopresa, hay un pequeño duelo entre ambos y la verdad que ya se echaba de menos. Aunque no es lo que uno espera, al menos esta ahí. “Abductors” no es que sea un mal tema, pero al menos a mi llega un punto en que me cansa, por que siento que vengo escuchando lo mismo desde hace un rato. Aparte siento que aquí Owens se quiso meter en terrenos ajenos al intentar emular al Dios del Metal, vocalmente hablando, pero no con la misma efectividad. Este tema también va a medio tiempo y la verdad que siento que de eso hay mucho en el disco y uno empieza a extrañar algo de caña. Afortunadamente nos llega con otra de las mejores canciones de este “Jugulator”. “Bullet Train” es otro cañonazo thrash y nuevamente “Ripper” Owens se explaya en la voz, el riff es poderoso y la batería de Travis tiene un cabalgar incendiario.

No se a ustedes, si es que han escuchado este disco, pero al menos a mi me recuerda por momentos a Slayer con ese riff principal machacante. Un muy buen tema, hay que decirlo, no por nada ganó en 1999 el Grammy a Mejor Presentación de Metal. Son de esos temas que una vez que acaba lo repites de nueva cuenta. Para cerrar el disco suena “Catedral Spires”, una canción que inicia en un plan acústico y que rompe en unas guitarras algo saturadas. Suena épica y agonizante a la vez, con sus poco más de 9 minutos es un cierre elegante para este disco que trajo opiniones dispares para la banda. Había iniciado así una nueva era, con un nuevo sonido, con un nuevo vocalista. Pero aún así no dejo de pensar que fue un soso y burdo intento por demostrar que podían continuar sin Halford, aparte de que buscaban mantenerse vigentes aunque tuviesen que sacrificar su identidad musical.

En 2001 se estrenó una película llamada “Rock Star”, protagonizada por Mark Wahlberg, la cual en un principio estaba basada en la vida de Tim “Ripper” Owens y su experiencia al unirse a Judas Priest. De hecho la película se iba a llamar “Metal God” pero desavenencias entre la banda y productores hizo que finalmente retiraran su apoyo del proyecto. También cambiaron el guión de la película, llenándolo de clichés sobre drogas, excesos, groupies, etc., aunque quedaron sutiles referencias a la banda como en aquella escena casi al final de la película en la que Chris “Izzy” Cole (Mark Wahlberg) habla con Matt, el manager de la banda en un bar, en la que dice que solo sabe que le debe una disculpa a un tal Rob, y aquella en la que se descubre que el cantante de la banda ficticia Steel Dragon es homosexual. Después del estreno de la película, si mal no recuerdo, “Ripper” Owens demandó a los productores de la película por no contar fielmente su vida, además de haber cambiado cosas como que situaron la película en Pittsburg y no en su natal Ohio, también por el hecho de que en la película hacen ver que Owens no se ganó su lugar en Priest. Ustedes que dicen?

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