Segundo disco de estudio de la
corta era de Judas Priest con Tim “Ripper” Owens al frente. Habían pasado ya 4
años desde el debut del llamado Mesías, al que le siguió un disco en vivo que
intentó demostrar la calidad vocal de Tim “Ripper” Owens y que ciertamente
logró atraer a una nueva oleada de nuevos fans que caían rendidos ante el nuevo
vocalista. Mientras tanto, Halford tras dejar por la paz su primer proyecto
Fight, seguía buscando un nuevo rumbo musical y en 1998 experimentaba con la
música electrónica con su nuevo proyecto “2wo” (Two) junto al guitarrista de
Marilyn Manson John 5. Un año antes de este “Demolition”, Halford recapacitaba
y volvía al camino que lo vio nacer, crecer y consolidarse como el “Metal God”.
Aún así sus compañeros parecía que quería seguir probando con su nuevo estilo y
quisieron llevar las cosas un poco más allá.
Con “Demolition” no solo siguieron la estela del metal moderno, sino que además incorporaron algunos elementos de metal industrial y thrash en su música. Desgraciadamente para ellos, este disco no consiguió ser un rompedor en ventas y la verdad que apenas y se menciona, al menos entre aquellos que somos viejos seguidores de la banda. No dudo que esos nuevos fans que se ganaron un par de años antes al lanzamiento de este álbum lo defiendan, pero la verdad es que pasó sin pena ni gloria. No contiene temas que destaquen del todo, aunque se mencionan algunos títulos la verdad es que es completamente olvidable y no puedo culpar a la propia banda de tratar de olvidarse de esta etapa en su carrera, ya que desde el regreso de Halford a la banda, en las distintas recopilaciones que han salido no se incluye ningún titulo de este disco, salvo por el boxset que salió en 2004 (en el que se incluyen dos de “Jugulator” y dos de “Demolition”) y al que le debemos el regreso del Metal God al seno de la banda.
Creo que tampoco podemos culpar del todo a Tim “Ripper” Owens por lo flojo que esta este disco, ya que la música fue compuesta por Hill, Downing, Tipton y el productor Chris Tsangarides, el mismo que produjo “Painkiller”, las letras por Tipton. Es el disco que menos se vende en la discografía de Judas Priest y eso creo que ya dice todo acerca de esta producción. Sigue el mismo camino del metal moderno de aquella época, arranca con el tema “Machine Man” y la verdad que el disco promete en su inicio con esa batería a doble bombo y un sonido duro, rápido y agresivo pero llega en un momento en que la verdad se hace un poco repetitivo y hasta chistoso, de manera involuntaria si. Es que de verdad, no entiendo que querían lograr con un tema como este y para hacer énfasis en la ridiculez que reina en este disco, le sigue “One On One” que tiene un intro como de sonido de videojuego, de esos clásicos de Nintendo ja. Honestamente el disco lo escuche hace años, cuando tuve la ocurrencia de pedírselo prestado a un amigo precisamente por que no quería quedarme con las ganas de escucharlo, es gracias a este especial que me decidí a escucharlo de nuevo. Ya con otra mentalidad y después de haberme escuchado una buena camada de bandas de metal del que se hacía en los 90´s, la verdad es que el disco ciertamente no es muy bueno, es algo flojo y no hay temas memorables o que te enganchen, pero reconozco que tiene algo de actitud y la verdad es que aquí se escucha mejor en la voz Tim “Ripper” Owens.
Si la banda hubiese decidido hacer un proyecto alterno a Judas Priest y lanzado este y el anterior disco, creo que hubiese sido otro cantar, pero se empeñaron en seguir usando el nombre de la leyenda que habían labrado y la jugada no les salió bien. Se echaba de menos esos estribillos pegadizos y ese duelo de guitarras entre Tipton y Downing, y aquí no hay nada de eso. “Hell Is Home” es un tema que tiene andar lento y pausado, pero con cierto espesor en las guitarras, un sonido más duro que en el disco anterior, al menos a mi así me parece. “Jekyll And Hyde” es de esos temas que se escuchan pero que suenan a más de los mismo y es que desde el segundo tema casi todo el álbum tiene un cierto sabor a Déjà vu por lo que uno puede prescindir de escucharlo. Con “Close To You” quisieron demostrar que también había espacio para baladas en el disco, pero esta canción no suena ni épica ni rompedora como otros grandes clásicos de la banda, pero aún así debo decir que se nota el esfuerzo por parte de la banda pero creo que Owens no se siente muy cómodo en este tipo de canciones y prefiere aquellos donde hay más caña.
A partir de aquí la verdad que el disco se hace bastante tedioso, y después de apenas 5 temas es como para ponerse a pensar si vale la pena dejar que siga sonando o darle al botón de stop, por que llegó un punto que me exasperó todos esos sampleos, riffs repetitivos y esa monotonía en la que cae el álbum, que se hace demasiado largo con algunos temas que rebasan innecesariamente los 6 minutos de duración. La verdad es que ya no dan ganas de seguir hablando de este disco, traté de ser lo más objetivo posible y escucharlo completo pero me costó tanto trabajo el resistirme a no avanzar canciones y quitarme los audífonos de la cabeza que me siento cansado y las palabras me faltan para intentar describir este despropósito musical y un gran tropiezo en la carrera de la banda. Hay que destacar el aporte hecho por Scott Travis a este disco con un tema de su autoría, “Cybeface” pero lamentablemente esta pieza tampoco es que se destaque ni se desmarque del sonido general del disco, es bastante flojo y aburrido. Hay un par de versiones especiales de “Demolition” que contienen bonus tracks, una es la edición Europea que contiene 2 canciones extras que son regrabaciones de dos clásicos de Judas Priest, el tema “Rapid Fire" y “The Green Manalishi (With The Two-Pronged Crown), además de un sticker y una plumilla de guitarra. La otra es una edición para Australia que contiene un CD extra con 3 bonus tracks, los dos de la versión europea y un tema co-autoría de Tim “Ripper” Owens llamado “What´s My Name”. Ustedes deciden si le dan o no una escuchada a este disco, la verdad es que se me hizo sumamente difícil escucharlo completo pero no puedo agregar ya más (ni siquiera sabía que habían grabado un vídeo de un tema de este disco), por que si sigo me dejaría llevar por el enojo que me provocó escucharlo. Afortunadamente este sería el último disco de estudio con Owens al frente y a partir de 2004 pudimos borrar de nuestras memorias este pequeño bache de los Sacerdotes. Alabado sea el Metal God.
Con “Demolition” no solo siguieron la estela del metal moderno, sino que además incorporaron algunos elementos de metal industrial y thrash en su música. Desgraciadamente para ellos, este disco no consiguió ser un rompedor en ventas y la verdad que apenas y se menciona, al menos entre aquellos que somos viejos seguidores de la banda. No dudo que esos nuevos fans que se ganaron un par de años antes al lanzamiento de este álbum lo defiendan, pero la verdad es que pasó sin pena ni gloria. No contiene temas que destaquen del todo, aunque se mencionan algunos títulos la verdad es que es completamente olvidable y no puedo culpar a la propia banda de tratar de olvidarse de esta etapa en su carrera, ya que desde el regreso de Halford a la banda, en las distintas recopilaciones que han salido no se incluye ningún titulo de este disco, salvo por el boxset que salió en 2004 (en el que se incluyen dos de “Jugulator” y dos de “Demolition”) y al que le debemos el regreso del Metal God al seno de la banda.
Creo que tampoco podemos culpar del todo a Tim “Ripper” Owens por lo flojo que esta este disco, ya que la música fue compuesta por Hill, Downing, Tipton y el productor Chris Tsangarides, el mismo que produjo “Painkiller”, las letras por Tipton. Es el disco que menos se vende en la discografía de Judas Priest y eso creo que ya dice todo acerca de esta producción. Sigue el mismo camino del metal moderno de aquella época, arranca con el tema “Machine Man” y la verdad que el disco promete en su inicio con esa batería a doble bombo y un sonido duro, rápido y agresivo pero llega en un momento en que la verdad se hace un poco repetitivo y hasta chistoso, de manera involuntaria si. Es que de verdad, no entiendo que querían lograr con un tema como este y para hacer énfasis en la ridiculez que reina en este disco, le sigue “One On One” que tiene un intro como de sonido de videojuego, de esos clásicos de Nintendo ja. Honestamente el disco lo escuche hace años, cuando tuve la ocurrencia de pedírselo prestado a un amigo precisamente por que no quería quedarme con las ganas de escucharlo, es gracias a este especial que me decidí a escucharlo de nuevo. Ya con otra mentalidad y después de haberme escuchado una buena camada de bandas de metal del que se hacía en los 90´s, la verdad es que el disco ciertamente no es muy bueno, es algo flojo y no hay temas memorables o que te enganchen, pero reconozco que tiene algo de actitud y la verdad es que aquí se escucha mejor en la voz Tim “Ripper” Owens.
Si la banda hubiese decidido hacer un proyecto alterno a Judas Priest y lanzado este y el anterior disco, creo que hubiese sido otro cantar, pero se empeñaron en seguir usando el nombre de la leyenda que habían labrado y la jugada no les salió bien. Se echaba de menos esos estribillos pegadizos y ese duelo de guitarras entre Tipton y Downing, y aquí no hay nada de eso. “Hell Is Home” es un tema que tiene andar lento y pausado, pero con cierto espesor en las guitarras, un sonido más duro que en el disco anterior, al menos a mi así me parece. “Jekyll And Hyde” es de esos temas que se escuchan pero que suenan a más de los mismo y es que desde el segundo tema casi todo el álbum tiene un cierto sabor a Déjà vu por lo que uno puede prescindir de escucharlo. Con “Close To You” quisieron demostrar que también había espacio para baladas en el disco, pero esta canción no suena ni épica ni rompedora como otros grandes clásicos de la banda, pero aún así debo decir que se nota el esfuerzo por parte de la banda pero creo que Owens no se siente muy cómodo en este tipo de canciones y prefiere aquellos donde hay más caña.
A partir de aquí la verdad que el disco se hace bastante tedioso, y después de apenas 5 temas es como para ponerse a pensar si vale la pena dejar que siga sonando o darle al botón de stop, por que llegó un punto que me exasperó todos esos sampleos, riffs repetitivos y esa monotonía en la que cae el álbum, que se hace demasiado largo con algunos temas que rebasan innecesariamente los 6 minutos de duración. La verdad es que ya no dan ganas de seguir hablando de este disco, traté de ser lo más objetivo posible y escucharlo completo pero me costó tanto trabajo el resistirme a no avanzar canciones y quitarme los audífonos de la cabeza que me siento cansado y las palabras me faltan para intentar describir este despropósito musical y un gran tropiezo en la carrera de la banda. Hay que destacar el aporte hecho por Scott Travis a este disco con un tema de su autoría, “Cybeface” pero lamentablemente esta pieza tampoco es que se destaque ni se desmarque del sonido general del disco, es bastante flojo y aburrido. Hay un par de versiones especiales de “Demolition” que contienen bonus tracks, una es la edición Europea que contiene 2 canciones extras que son regrabaciones de dos clásicos de Judas Priest, el tema “Rapid Fire" y “The Green Manalishi (With The Two-Pronged Crown), además de un sticker y una plumilla de guitarra. La otra es una edición para Australia que contiene un CD extra con 3 bonus tracks, los dos de la versión europea y un tema co-autoría de Tim “Ripper” Owens llamado “What´s My Name”. Ustedes deciden si le dan o no una escuchada a este disco, la verdad es que se me hizo sumamente difícil escucharlo completo pero no puedo agregar ya más (ni siquiera sabía que habían grabado un vídeo de un tema de este disco), por que si sigo me dejaría llevar por el enojo que me provocó escucharlo. Afortunadamente este sería el último disco de estudio con Owens al frente y a partir de 2004 pudimos borrar de nuestras memorias este pequeño bache de los Sacerdotes. Alabado sea el Metal God.
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