
A petición del acaudalado y viudo Alejandro Ruvalcaba, la psicóloga Julia Septién es contratada para hacerse cargo de la educación de la pequeña Silvia, hija de Alejandro y su difunta esposa. La niña se comporta de una manera extraña y afirma que juega con Hugo, la estatua de piedra de un niño que adorna los jardines de la mansión a la que también llegó la nueva esposa de Ruvalcaba, Mariana, odiada por la pequeña. Lo que al principio parece un simple juego se va transformando hasta convertirse en una macabra obsesión, que intriga a los habitantes de la hacienda.

Respeta hasta cierto punto la original, pero hay una que otra escena que intenta darle un aire fresco y de renovación, lo cual no es malo. La música tampoco esta del todo mal y si prestan atención puede que al igual que a mi les recuerde a la banda sonora de "La Profecía" (Ave Satani creo es el titulo del tema central de esa cinta, compuesta por Jerry Goldsmith y que le valió un premio Oscar). A pesar de que la ambientación no es del todo efectiva, lo es en los momentos en que debe, en ocasiones usando el susto fácil a base de ruidos y en otros por que generan cierta tensión en el espectador, sobre todo cuando la trama alcanza su pico más alto. El final, a pesar de que le dieron un pequeño giro, no deja de ser impactante como el de la original. Ahora lo malo de esta película son, sin lugar a dudas, las actuaciones. Le faltó emotividad a la trama y no se logra transmitir esa empatía entre Julia y Silvia que hacia el tramo final nos quieren hacer creer, esta muy forzada la verdad. Evangelina Sosa (Julia) quizás sea lo más rescatable de la película ya que Plutarco Haza (Alejandro Ruvalcaba), aunque correcto, se nota muy plano y no transmite nada.
